Mirar e ir más allá… contemplar, dejando vagar los pensamientos hasta ese remoto lugar donde las ideas despliegan el vuelo y se funden con la luz en un punto tal, que los contornos de los objetos se indefinen haciéndose incorpóreos. Es allí que comienzo sin saber como, a devanarme en los sueños, buscando lograr ver donde la imprecisión muestra el rostro del tan conocido infierno.
Porque cada poesía tiene una historia, con ese soplo de vida propia que emana como un algo de intensa fuerza construida al mismo tiempo que se vive, siente y piensa… Escenas que nacen desde un diálogo nada simple entre orden y desorden, para luego besarme el alma y los sentidos, disparando la inspiración como un condicionante principal, sin lo cual todo escrito fracasaría, porque la palabra sería vaga y vacía.
Y trato una vez más de expresarme, pero no creando, sino componiendo de lo ya creado, pidiéndole a Dios prestado cada elemento del entorno hasta hipotecarme de imágenes, como un pintor que trabaja el color y la mancha, hasta darle forma para plasmar los sentimientos con palabras de mayor transparencia.
Frases enhebrando versos que van más allá de una realidad, para mutar luego en una deliberada intensión metafísica que desanda paralela a mi humanismo nada lejos de lo intimista y existencial, donde busco y me encuentro luego tratando de coordinar dudas, miedos, aciertos, pesares, alegrías y tropiezos.
Meditación tal vez tonta o quizás, ese pagar un precio por la osadía de aceptarme como una existencia dicotómica, deslizándome desde lo más humano y vulnerable, para sobrellevar mi realidad hasta el otro polo opuesto: "la esencia etérea de un sueño tratando de emerger desde una hoja en blanco con su diálogo silencioso hacia un mudo debate colectivo"
No te preguntes sobre lo que escribo, simplemente siéntelo como lo represento, porque nadie está desprovisto de sentido para vivir este mágico intercambio…
¿Sabes por qué?
Porque somos hijos de la abstracción, producto de algo más que el trasunto beso del geometrismo, fruto de esa ruptura con el vuelta atrás.
Y para conocer e indagar en el alma, hace falta un algo extra sensorial. Debes aprender a mirar mucho más allá del testimonio de unas determinadas manchas con la apariencia de simples líneas.
©María Elena Ponce®